Ser Instructor SENA... y no morir en el intento

Hace cinco años comencé esta aventura sin saber todo lo que venía. En pleno inicio de pandemia, mientras el mundo entero se cerraba, llegó a mi vida la oportunidad de ser instructor de Medios Audiovisuales en el SENA San Gil. No la estaba buscando, pero sí la soñaba: desde mi amor por el cine y el audiovisual, siempre quise aportar al desarrollo del sector en la región. Enseñar, sí… pero sobre todo, aprender con quienes apenas están empezando su propio camino creativo.

El primer gran reto no tardó en aparecer: enseñar audiovisual desde una pantalla, en cuarentena. ¿Cómo hablar de encuadres, ritmo, atmósferas, sin estar presentes? Fue una experiencia intensa, llena de aciertos y errores, pero que me formó tanto como a los aprendices. Adaptarme a la metodología SENA, en la distancia, me enseñó que la pasión puede superar cualquier barrera, incluso la del formato virtual.

A lo largo de estos años, hemos creado proyectos que me llenan de orgullo: los cortometrajes Tropiezos y Pedrero, y las dos temporadas de la serie documental Encuadre son frutos de procesos enriquecedores, donde enseñar fue también dejarme sorprender. Pero también ha habido historias que no se concretaron, ideas que se quedaron en el papel. Y, aunque frustrantes, esos momentos también hacen parte del camino y enseñan tanto como los éxitos.

Sin duda, lo mejor han sido los aprendices. No siempre es fácil conectar con todos, pero cuando ocurre, es mágico. Ver cómo descubren su voz narrativa, cómo se enamoran del cine, cómo se emocionan al ver su primer plano bien hecho, es una satisfacción que no se puede medir. Ellos son el alma de este viaje.

Ser instructor SENA es una experiencia que transforma. Es exigente, emocional, desafiante… pero profundamente humana. Estos cinco años me han hecho crecer, repensarme, aprender a guiar sin imponer y acompañar sin olvidar que también estoy aprendiendo. Y sí, a veces he sentido que “muero en el intento”, pero siempre hay algo que me devuelve la energía: saber que, en algún rincón, una semilla de amor por el audiovisual está empezando a florecer.